Muy agradecido a los seguidores de este blog, os informo de que termina esta experiencia a la par que acaba el año. La noche que viene es la de los grandes propósitos, ya sabéis, y uno de los míos consiste en ... digamos que administrar mejor la aceleración del tiempo. Ojalá se cumpla esta aspiración y también todas las vuestras. Gracias.

Julio.

Nochevieja de 2013.


lunes, 25 de julio de 2011

La Romería en el Campo de Martín Moro (Fasgar)


 
 
 
 
 
Capítulo I

 
Cuando abrieron la ermita, Santiago ya cabalgaba su corcel. Pero El Moro no estaba allí. (1)
 
 



 
 
Capítulo II
 

El Campo de Santiago (los de Fasgar le llaman Campo, a secas) es un mundo interesante. La siguiente foto fue tomada hace unos años, a finales del invierno. El monte aún no se había librado de la ceniza cuaresmal pero ya la pradera quería revivir, el deshielo escurría por todas partes y junto a la ermita de Santiago el agua empezaba a urdir el río Boeza.
Últimamente se vienen publicando interesantísimos trabajos sobre los procesos glaciares y fluvioglaciares que labraron paisajes imponentes en el noroeste leonés. Campo es uno de ellos.      
 
 
 
 
 
Cada 25 de julio, desde nadie sabe cuándo, se celebra una romería en el Campo de Santiago.
 



La rica leyenda de este lugar guarda memoria de una fabulosa batalla librada entre moros y cristianos. También refiere, ahora con mayor fundamento, la edificación de una ermita y refugio allá por el siglo IX, cuando el camino principal a Compostela entrañaba aún mayor riesgo que estas trochas remotas, dominio de ventiscas y alimañas.

Por temor a las razias musulmanas, algunos romeros utilizaron las abruptas, agotadoras sendas de la montaña leonesa. El historiador J.M. Luengo dejó escrito que es muy poco lo que se sabe acerca de aquel camino marginal de peregrinación a través de Omaña por haberse extraviado la tradición y debido a la escasez de pruebas documentales. Y añadió que el mínimo arreglo del trayecto se debió a Ramiro I, quien mandó construir cabañas a intervalos regulares para que hicieran el servicio de hospitalillos.
La actual ermita de Campo data del siglo XIX y fue edificada sobre la que se había arruinado por completo en 1796. Aquella estaría levantada con los despojos de una anterior y así .... hasta hace más de mil inviernos.


 
 



 
 
En los últimos tiempos, el Campo de Santiago o de Fasgar fue muy nombrado por haber ocurrido en él acontecimientos  de muy diverso tipo. En 1984, Martín Sarmiento rodó en esta ermita  El Filandón, película protagonizada por cinco espléndidos relatores leoneses: 
Pereira, Mateo Díez, Merino, Llamazares y Trapiello.
Lo sucedido cuatro años después conmocionó a toda la comarca y más allá. El Campo de Santiago fue escenario del Annual Rainbow Family Gathering, congregación multitudinaria promovida por esta corriente social alternativa, universal y comprometida con la libertad individual, la no violencia y el profundo respeto a los demás y a la naturaleza, que aquel verano hizo de Fasgar la efímera capital universal del movimiento hippie.
 
 


 
 

Capítulo III
 

E como el dia fuese esclarescido, oyda misa e rescebidos los sacramentos, los cristianos fueron fuertemente ferir en las hazes de los moros llamando 'Dios ayuda Santiago.' E como estoviesen fuertemente peleando, vieron la visión del apóstol con grand compaña de ángeles commo cavalleros armados que parescía a los moros que era muy gran gente que les venía en socorro e luego començaron a fuyr e arrancar. Pocos escaparon e fueron muertos delos moros setenta mil e otros muchos captivos.

Diego Rodríguez de Almela.  "Valerio de las Historias Eclesiásticas". Año 1487.
 

 
 
 

Entre los romeros congregados en el campo de Santiago el 25 de julio de 2011 había un grupo llegado a pie por el camino de Colinas del Campo de Martín Moro Toledano. Un grupo sobresaliente a primera vista debido a su atavío y al acento anglosajón. Imagino que esta gente tuvo noticia de la romería de Campo a través de sus amigos de la Rainbow Family of Living Light. El caso es que, terminada la ceremonia religiosa, cuando la capilla quedó vacía, entré y permanecí a solas con uno de estos chicos quien, después de hacer una inclinación reverencial frente al retablo, me dijo:  He is my favorite saint, very romantic personage.
Entendí lo de romántico como personaje de romance, de leyenda, y le dije que yo pensaba lo mismo. Exactamente lo mismo.
 

 
 
 
 
 




Capítulo IV

 
 
Santiago en la batalla de Clavijo
(Retablo de una iglesia omañesa).
 

He aquí una graciosa representación de Sant Yagüe Matamoros, adornado con la bandera de la Selección Española de Fútbol en el sombrero, en el pañolón y en los estribos. Bajo los cascos de su caballo blanco se ve, presuntamente, el cuerpo de uno de los 70.000 muslimes finados en Clavijo (La Rioja), en el transcurso de una batalla que, al parecer, nunca ocurrió.
 
Dice la leyenda que la causa del enfrentamiento fue la negativa de los cristianos de Ramiro I -y además asturianos, ¿qué ye, ho?- a pagar el Tributo de las Cien Doncellas al emirato de Córdoba. La gesta, que cada vez más historiadores consideran una interesada invención, se habría librado el 23 de mayo del 844.
 
Pues bien: habiendo transcurrido la friolera de 1167 años, parece que ahora tendríamos que esconder -o destruir, como hicieron en Bamiyán- todas las representaciones alegóricas a aquel combate fantástico. De momento, ya han exigido retirar algunas en Aragón. En cuanto al grito de ¡Santiago y cierra!, interesadamente malinterpretado durante mucho tiempo, ya tiene su versión actualizada, futbolera y políticamente correcta: ¡A por ellos, oé!



Capítulo V
 
 
 
 
    
La tentación de Eva. Gislebertus (s. XII). 
Museo Rolin. Autun (Saône-et-Loire).


Hace ya mucho tiempo, en Villablino, en el Mesón de La Montaña, pasábamos muy buenos ratos conversando sobre asuntos trascendentes y cantando poemas de Brassens alrededor de una jarra de vino y de una palangana que rebosaba cacahuetes.

-... no, a la gente no gusta que uno tenga su propia fé ....
-... y en el mundo, pues, no hay mayor pecado que el de no seguir al abanderado...

Por aquel tiempo, los cimientos de la oprobiosa sufrían aluminosis galopante. El final estaba al caer. Uno de los nuestros ya tenía elaborado el plan para convertir la iglesia de Santa Bárbara de Villablino en discoteca, que entonces se decía boîte.
 
Una tarde nos dio por reflexionar sobre el arte. El aspirante a reciclador de iglesias defendía que lo que en el mundo se considera arte no es más que la expresión del ideario o doctrina imperante en cada época pero que, en realidadsolo puede considerarse arte la expresión política que se ocupa de las necesidades y los avances y victorias de la clase obrera. Por tanto, el arte verdadero únicamente puede brotar del marxismo, siendo un principio innegable que toda obra humana, de cualquier época, que mediante leyendas, imágenes o sonidos colabore a ensalzar la doctrina o el mito religioso, no debe considerarse arte bajo ningún concepto. 
Y ... ya no me acuerdo de cómo seguía el discurso.

Unos años después de la puta mili, el Movimiento se movió un poquito y con eso bastó. Se vino abajo pero sin estrépito, como a cámara lenta. Nosotros trabajábamos entonces en Barcelona y los domingos dábamos zapatilla delante de los grises por la Rambla Catalunya y por el Passeig de Gràcia.
- ¿Hi ha consignes? 
- ¡Llibertat, amnistía y estatut de autonomía!      
 
En aquel tiempo auroral, tan prometedor, los sindicatos recién legalizados organizaron allí una concentración de profesionales -ya entonces los había-, afiliados y simpatizantes venidos de todo el Estado. En el maremágnum de Las Ramblas, nosotros y los nuestros nos distinguíamos con mucha facilidad porque éramos los más voceras. ¡Cagüen mi mantu!
 
A costa de malvender nuestro trabajo, en los ochenta empezamos a viajar. Lo hacíamos siempre que podíamos. A La Rioja, la Região Norte lusitana, La Borgoña, la Toscana ... a países afortunados donde íbamos comprendiendo que el vino aquel del Mesón de la Montaña era inmundo. Gozábamos leyendo himnos de Berceo en la fresca atalaya de Santa María de Valvanera, donde avie grant abondo de buenas arboledas. Disfrutábamos de Santa Clara-a-Velha y su leyenda sumergida en el Mondego. El gesto tan granuja de la Eva seductora que esculpió Gislebertus en Autun ganaba nuestra complicidad y, en Beaune, nos conmovía el políptico de Van der Weyden en la osuridad estremecida por el Satabat Mater de Pergolesi. 
 
Por allí cerca, en Paray-le-Monial, la muy antigua parroquial de San Nicolás era ahora edificio civil, tan reformado que no tenía ni pinta de la iglesia que fue. En su fachada descubrimos con alborozo una lápida en recuerdo de los revolucionarios que, en 1792, la convirtieron en sala de fiestas. Nosotros, finalmente, con el templo de Villablino nunca nos atrevimos. (Y eso que, arquitectónicamente, tiene mucho de boîte y poco de arte).



Capítulo VI

Como las nubes, como las naves, como las sombras...
 
 
 
El arcángel Gabriel cazando saltamontes.
 
 

Durante uno de aquellos viajes por la Borgoña, en el Château du Clos de Vougeot (2) compramos una botella de pinot noir gran reserva con ánimo de libarla en el lejano día de la jubilación. Pero resultó que la bebimos veinte años antes, por si acaso. Nos pareció que el crédito de tiempo empezaba a mermar deprisa y que los días infaustos rápidamente se precipitan. ¡Qué bien hicimos!

Ahora ya vamos viejos. ¿Qué bobada es esa de que la edad es un estado de ánimo? La vejez empieza cuando la Junta de Castilla y León te admite para viajar con el Club de los Sesenta.  Pero hasta aquí hemos llegado y, de momento, que nos quiten lo bailao. Algo aperendimos, aunque sea una nimiedad frente a lo que no conoceremos jamás. Por ejemplo, aprendimos que el arte está muy por encima del tiempo y que reducir la expresión artística a sustancia doctrinaria o valorarla según su intención política es síntoma de serio trastorno intelectual. Y comprobamos que los vibrantes poemas de Brassens todavía logran que nuestra alma entre en resonancia, incluso con más fuerza que entonces, frente a la cargante y farisaica estupidez de lo políticamente correcto.

 

Capítulo VII

Los Matamoros omañeses.
 
 
 
Ermita de Santiago en el Campo de Martín Moro Toledano (Fasgar, Omaña).

Santiago en la batalla de Clavijo (En otra iglesia omañesa).
 
 
Como ya quedó escrito más de una vez en este blog, el discreto país del agua guarda una colección muy curiosa de arte popular. Las tallas de Santiago son varias y fascinantes. La que hay en la ermita de Campo es bastante conocida porque la sacan en procesión cada 25 de julio y a veces aparece en los periódicos. Pero hay otros Santiagos escondidos que hay que enseñar y ver.
El artista que talló y pintó el Matamoros de la foto anterior es bastante más joven que Gislebertus y menos universal, pero es también un genio. Como se ve, la expresión del Apóstol es un tanto escéptica, como si barruntara que mil años después ordenarían esconderlo o quemarlo. ¿Y qué hay del semblante del caballo, de su resignado gesto? Supongo que obligaron al santero a encajar la obra en esa hornacina de proporciones inadecuadas y, como el que paga manda, no le quedó más remedio que obedecer. Pero en el rostro del corcel dejó constancia de su disconformidad.

El otro Santiago cuya foto va más arriba, el de los colores de la Selección Española de Fútbol, ese sí que es mucho Santiago aunque no mida más allá de medio metro. Es importante decir que, ya en época de Franco, por lo menos al final, portaba una enseña sin águila de Patmos ni yugo ni flechas ni columnas ni plvs ultra. ¡Sólo faltaría colocarle la bandera de un caudillo que se adornaba con una guardia mora!
 
Últimamente le pusieron la bandera constitucional, como se aprecia en la imagen inferior. Pero puede que ni eso lo salve en los tiempos que corren. Este tipo de representaciones está condenado, como mínimo, al rincón más oscuro del trastero. Algunos  marxistas de entonces (solo algunos) no las consideraban obras artísticas. Los gilipollas de ahora no las consideran políticamente correctas. Estos últimos, si los dejamos, son capaces de retirar a San Benito de Nursia el patronazgo de Europa y de dárselo ... a Pangloss por ejemplo.

... y en el mundo, pues, no hay mayor pecado que el de no seguir al abanderado...
 
 
 
 
Arte popular omañés. Si puedes, no te lo pierdas.     


 
 
Capítulo VIII

Fotos de la romería del 25 de julio de 2011.
 
 
 
Llega la comitiva desde Colinas.
 
 
 
 
 
 

Unos se reponen de la caminata.
 
 
 
 
 
 

 
 
 
 
El maestro campanero Luis Fernández, de Fasgar, toca a rebato.
 


También Constantino Marcos, de Igüeña.
 
 
 
El señor Mayordomo y Sacristán Mayor, "Obispo" Arsenio Rubio, lo tiene todo listo.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 



 


 
 
 


       










Capítulo IX

¡Y por fin apareció! (A medias).
 
 


Atardece. Los romeros se echan poco a poco monte abajo.
Vuelvo a entrar en la ermita solitaria.
Me acerco al Señor Sant Yago.
Me parece ver algo bajo la panza del caballo.




 
Sí.
Tapado por el ramo de flores hay un bulto que por la mañana no estaba.
Algo que no salió en la procesión.
Aparto el ramo de flores. ..
¡Y lo veo!
 


 
 
Con la emoción me entra un tembleque y hasta la foto sale movida.
Entonces entra Josepín, se acerca, observa y exclama:
¡No está muerto!
¡Está cambiando el aceite del caballo!

 
 
FIN


Notas:





(1) Es plagio de Monterroso. Vale.

(2) Hacia 1115, los monjes del Císter se hicieron dueños del viñedo hoy conocido como Clos-de-Vougeot, considerado durante siglos uno de los más valiosos bienes de Borgoña. Su prestigio se acrecentó en tiempos de la Revolución. Cuando el coronel Bisson acudía con su regimiento para unirse al ejército del Rhin, hizo que la tropa presentara armas al pasar por delante de esta viña. No sé si habrá habido jamás honores militares más merecidos. ¿Eh, Bito?      

(3) Letra de la preciosa canción árabe-andaluza:


Cuando empezó a caminar con paso oscilante,
Aman Aman Aman Aman
su belleza me fascinó,
Aman Aman Aman Aman

Soy prisionero de sus ojos
Aman Aman Aman Aman
de su tallo oscilante cuando se inclina,
Aman Aman Aman Aman

 Mi esperanza, mi desconcierto,
¿quién podrá responder a mis penas
de amor y sufrimiento
sino la hermosa?
Aman Aman Aman Aman

 

martes, 12 de julio de 2011

Peña Ubiña (I): Ni cuarenta de mayo ni Cristo que lo fundó.






 
 
 
17 de junio de 2011
 


El cielo del amanecer sobre el valle de San Emiliano.

Duviel.lines de l.lana:
si non chueve güey,
choverá mañana.

Ovillines de lana:
si no llueve hoy
lloverá mañana. 


El sol quiere asomar a Las Argaxiadas y Las Retuertas.

 
 
Pinos, San Emiliano, Candemuela y Villargusán.
 
 
Último zigzag a la collada de Sulmicho.
 
 
Desde El Ronzón: Torrebarrio y Genestosa.

 
 


El asunto se pone feo por Asturias.


Por la parte de Torrestío, peor aún.
 



A la cumbre llegamos cuando se hace de noche. 
Tenemos encima una boina siniestra y el viento arrecia.

 

Nos echaremos unas fotos testimoniales, ... no vayan a ser las últimas. 

(Es broma: tenemos claro que no va a  haber tormenta y aunque el frío empieza a sentirse más intenso a medida que el viento arrecia, saldremos de aquí inmediatamente y bajaremos al Ronzón en un momento. En cualquier caso, siempre hay que tener respeto a Peña Ubiña).





En pocos minutos Tuiza  desaparece.


 
Y Riotuerto también.

  
Bajamos sin prisas.




En San Emiliano hacemos una visita a San Miguel para que sepa
que arriba hay un día de mil demonios.
     
Ni 40 de mayo ni Cristo que lo fundó.
Peña Ubiña es muy fácil en verano, sí, pero con ella 
hay que tomar siempre precauciones.