Philip Glass: Façades
(Octeto de Cello Conjunto Ibérico)
Este edificio -que está siendo remozado en el otoño de 2013- es uno de los más notables de El Villar. Fue escuela y hoy es archivo, casa de reunión, cantina y lo que convenga en cada caso. Adosado a la fachada principal tiene un monolito que anteriormente debió de estar colocado algo más arriba de esta misma calle, en la plazuela que llaman de la Entrepanera. En tres de sus caras hay labrada una
inscripción que dice:
De inmemorial tiempo este pueblo grabado se hallaba con la pensyón de 44 fanegas que anualmente pagaba. En el año de 1840, para nosotros de descanso, nuestro convecino don Miguel Ysidro Álvarez de la pensión le ha librado, por cuyo beneficio todos las gracyas le damos y en honra y alabanza este symulacro dedicamos.
En el año 1749, a las preguntas para los Censos de Ensenada los vecinos de
El Villar dijeron pertenecer al señorío de Uceda. Las familias de los condes de
Luna y los duques de Uceda y de Frías estaban todas emparentadas. El tributo
al que la incripción alude llamándole pensyón sería equivalente
al llamado pan del quarto del que los pueblos del concejo de
Villamor de Riello, por culpa de unos señores golfos y un escribano
corrupto, no pudieron librarse hasta 1931. En todos los pueblos de Riello había entonces un silo
llamado conocido como La Panera del Conde, donde anualmente se guardaba el
fruto que los recaudadores apañaban en las eras donde los vecinos majaban aquel
pan que les era arrebatado entre el coro lúgubre del llanto de las mujeres.
Así lo describió el abogado Flórez de Quiñones.
La gente de El Villar Quemado o de los Cilleros o de
Santiago se libró de esta carga en 1840, tal como reza la inscripción, al ir adelante
las grandes reformas que dieron paso al estado moderno. Aquí, en El Villar,
también existía la Panera del Señor, que estaba en el lugar que aún se llama
Entrepanera.
Como benefactor de El Villar figura en el monolito el nombre de don Miguel Isydro
Álvarez a quien llaman
nuestro convecino. No me han sabido decir en el pueblo nada acerca de este personaje. ¿Fue realmente vecino de El Villar? ¿Se trata del abogado don Miguel
Isidro Álvarez que por aquel entonces era Presidente de Sala de la Audiencia de
Cáceres? Estoy disparando a bulto pero la hipótesis no es tan estrafalaria ya que, por
aquellos años, El Villar arrendaba los pastos de La Rebata a rebaños venidos
del sur. Un amable parroquiano de El Villar me dijo que su abuelo, Nicanor Vidal, había sido empleado de
confianza del Conde de La Oliva a finales del XIX. Quiero resaltar con esto que había entonces una notable relación entre Extremadura
y estos valles de Babia y Laciana.
El Villar de Santiago anda últimamente muy metido en faena, rejuveneciendo varias casas y algunos rincones públicos. El pueblo es todo él pendiente pero solano, con el terreno bien aprovechado; tanto que algunas viviendas cuelgan a sesenta metros de altura sobre el barranco que escarba el río Bayo o del Puerto y las regueras que le llegan del norte.
Hay que bajar hasta el río y meterse en el frío abesedo para remontar aquel flanco hasta alcanzar el vallejo de San Justo, la ermita y la braña.
... En el Villar de Río Oscuro
de un caminito sabían
que una muy hermosa puente
muy ricamente tenía ...
... un pueblo que fue quemado
dizque por el diablo mismo
muchas veces; unas campas
sin terrazgo, en el abismo,
unos hombres que si hablan
es para pedir arrimo
a los cielos, pues la tierra
no da más que unos navizos ...
... que todo y más tuvo siempre
el Villar de oscuro río
por San Justo y por Santiago,
si quemado, renacido.
Fuyan pues vientos malsanos,
fuyan augurios malignos
que todo facer lo quieren
muyfosco y escurecido.
... si saben por dónde queda
una muy rústica ermita
que le dicen de San Justo,
que de San Justo decían,
y que está, según sus sueños,
en hondo valle metida,
muy cerca de un caminito
y de una fuente muy fría ...
... ya has sepultado mi valle
bajo tus nieves primeras.
Ayer, la puerta cerrada
de mi chozo ¡cómo fuera!
que un viento extraño arrasara
mi pobre lumbre y me hiciera
juguete de remolinos
que me hieren y golpean ...
... látigos de rabo negro,
azufres de negra hoguera,
angustias de muerte, oh Dios,
me dan muerte y me condenan.
Todo ya en desolación,
muerte y noche, muerte fueran.
¡Señor, Señor, por qué quieres
permitir que esto suceda!
¿No ves mi pobreza suma
y mo orfandad tan extrema?
Que vuelva Justo a su valle
y plante semillas nuevas
de soledad para un mundo
que muere de prisas ciegas.
Los anteriores versos son del Romance del Príncipe Eremita, escrito por don Florentino Agustín Díez basándose en La Vida y Milagros de San Justo de Villar, Confesor de Jesucristo, obra compuesta en 1686 por el cura de Salce don Isidoro García de Moya.
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Subiendo por uno de los viejos caminos de la braña, bastante más arriba de la ermita de San Justo, hay quien es capaz de encontrar las huellas que dejó el santo al pisar unas peñas que por allí afloran. Esta foto la tomé hace unos veinte años y como soy hombre de poca fé, no creo que hoy sea capaz de dar con el sitio.
3 comentarios:
Feliz Navidad!!!!!, Julio.
Qué lindo, pero me ha dejado helada, así de mañana... FELICES FIESTAS, JULIO, Y SIGUE DELEITÁNDONOS CON TUS ENTRADAS EN EL NUEVO AÑO.
Felicidades desde Barcelona lo difícil lo haces fácil en tu redacción y fotografía Este lacianiego residente en Barcelona bautizado en la iglesia de Rabanal con la mirada puesta en lo que queda de aquel retablo que tu felicitas el año. SIGUE con la fuerza de tus comentarios reforzando los con las fotografías que realizas un saludo
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