Muy agradecido a los seguidores de este blog, os informo de que termina esta experiencia a la par que acaba el año. La noche que viene es la de los grandes propósitos, ya sabéis, y uno de los míos consiste en ... digamos que administrar mejor la aceleración del tiempo. Ojalá se cumpla esta aspiración y también todas las vuestras. Gracias.

Julio.

Nochevieja de 2013.


martes, 21 de junio de 2011

San Emiliano en llano ...

Cuando llega el buen tiempo, San Emiliano (San Millán, Santu Mil.lanu) es el Baden-Baden de los asturianos que vienen aquí buscando baños de sol, inmersión en paisajes soberbios y caricias de aire delicado. O sea, spa.


En fines de semana y en verano, durante los extremos del día suele haber movimiento de autocares fletados por clubes de senderistas y ajetreo de escaladores y espeleólogos que pasan revista a su provisión de hierros, cascos, arneses, cuerdas y gepeeses. El valle de San Emiliano es una bendición para los montañeros. El espinazo de Las Ubiñas se arquea por su flanco oriental, a lo largo de siete kilómetros, desde El Rosapero hasta Pena Mel.luque, y tiene un buen costillar que, entre el valle asturiano de Tuiza y los Puertos de Agüeria, hace de arbotante al tramo más  salvaje de toda la cuerda.

El espinazo por Los Castillines, El Siete y los Picos del Fontán. 

Los barandas que deciden desde la remota metrópoli -a Pucela me refiero-, parece que tienen más prisa en favorecer la minería a cielo abierto en esta colonia del noroeste que en declarar de una vez el Parque Natural de Babia y Luna  y resolver el lío de Los Puertos. ¿Cuántos años hace que Asturias proclamó el Parque Natural de Las Ubiñas y La Mesa? En este lado de la cordillera, San Emiliano, que debería ser el pueblo más beneficiado como inmediato proveedor de servicios para los visitantes de ambos territorios, continúa, de momento, con su blanca languidez.

Panorámica desde Peña Ubiña.
De izquierda a derecha: Pinos, San Emiliano, Candemuela y Villargusán.

El INE atribuye actualmente 82 habitantes a San Emiliano y 656 a todo el municipio.
En los tiempos de Jovellanos, Santo Millano 
pertenecía al Real Convento de San Isidoro. Reunía diez casas habitables, tres inhabitables y otras seis completamente echadas a perder. Vivían en ellas diez vecinos y una viuda que pagaban alcabalas al Excelentísimo Señor Marqués de Villafranca. Todos eran labradores excepto un tal Pedro del Vado Lorenzana, ocupado en trajinar con vino. La taberna, que no rentaba ni un real, era atendida por vecera. El común no tenía más recursos que lo poco que sacaba de arrendar algunos pastos a ganados de fuera. Por no haber, en San Emiliano no había clérigo alguno, lo que es señal notoria de evangélica pobreza. En estas circunstancias lamentables pusieron los lugareños todo el énfasis al responder a los funcionarios que realizaban el Catastro de Ensenada. (Es de suponer que tratarían de ocultar en lo posible su patrimonio material porque, como bien se sabe, el Estado se interesa por él cuando tiene ánimo de esquilmarlo).


San Emiliano sigue siendo un pueblo pequeño, pero elegante. Hay varias casonas preciosas, construcciones robustas de caliza babiana y aspecto señorial. Otras son menos espléndidas pero igualmente guapas y muy bien adornadas.  (También hay alguna que parece diseñada por la factoría Disney. Es inevitable). De todas ellas, la más hermosa es la iglesia de San Miguel Arcángel. Hasta hace unos años estaba un tanto abandonada pero ahora luce como merece y está siempre abierta, como oratorio y museo. En uno de los bancos hay una cestina de mimbre para que el visitante eche alguna moneda que servirá para el mantenimiento. (He pasado dos o tres veces por allí últimamente y sólo veo piezas de veinte céntimos o poco más. Será cosa la crisis ...).


El edificio es muy pequeño y de proporciones perfectas, con planta de cruz latina, bóvedas de cañón y una cúpula en el crucero. No sé qué canteros la hicieron ni en qué año pero se esmeraron en la obra. Talmente parece una maqueta, un "templo piloto" para enseñarlo y ganar clientes en la comarca.



San Millán, el que da nombre a esta villa, nació en Berceo. De joven se empleó como pastor de ovejas y luego vivió en el monte, de anacoreta, pelándose de frío entre nieves y huracanes y comiendo hierbas y frutos silvestres. Según sus biógrafos, le ocurrieron unas cuantas cosas más y murió a finales del siglo VI, ¡a los 100 años de edad! De todo ello se deduce que, siendo riojano, podía haber sido babiano con todas las de la ley: pastor de ovejas, trabajador, valiente, resistente y longevo.
Visto lo cual me pregunto (me pregunto porque ignoro) cómo es posible que esta preciosa iglesia no esté dedicada a Santo Millano sino a San Miguel Arcángel. Alguna razón habrá.


La imagen del Arcángel es muy buena. Claro que la de Luzbel, el Ángel Caído, es mejor aún. Aquí debajo os pongo un detalle de las alas, los cuernos, las uñas pendientes de manicura y las llamas del infierno que lo achicharran por ambicioso y soberbio.



La iglesia está casi al pie de la peña con el nido de cigüeñas que es otro símbolo de San Emiliano. Nidos hay muchos más dentro del pueblo y en todo el valle. En estos días finales de junio, los pollos empiezan con sus prácticas de vuelo a baja altura. (Por arriba, al pie de las peñas, siempre merodea alguna pareja de alimoches).


Se me olvidaba decir que el en pueblo hay otra iglesia, más moderna, que es donde tienen lugar los cultos pero, religión aparte, no tiene mucho interés. 


La calle principal y el edificio del Ayuntamiento.


La corporación municipal de San Emiliano fue renovada el pasado 11 de junio. Después de no sé cuantísimos años, cambió de signo político. En adelante gobernará un alcalde llamado Basilio que debe de estar muy satisfecho con el entusiástico apoyo de sus seguidores. Ojalá haya suerte para todos.
Una de las jóvenes de la foto (tengo su permiso para publicarla) inaugura el próximo día primero de julio la Discoteca Peña Ubiña. Ese día es viernes, muy adecuado para gozar del largo, colorido y fresco atardecer en San Emiliano. (Por favor, decidle a Ana Quiñones que váis de mi parte).  




La casona de arriba perteneció a Don Pío, persona muy notable en este pueblo durante el primer tercio del siglo XX. Fue secretario del ayuntamiento de San Emiliano y propietario, entre otros ganados, de un rebaño con más de 1.000 ovejas que pasaba los inviernos en Trujilo (Cáceres).




No todas son casonas serias en San Emiliano. También las hay sencillas, tradicionales, cuidadas y tan guapas como éstas.



Y también las hay .... diferentes.


Y esto es todo por hoy. Próximamente subiremos a Peña Ubiña.  


3 comentarios:

Milio'i Sebastián dijo...

Y si como es usual nos cuesta pronunciar las eses líquidas... "espa" donde "e" pueda ser, "ensoñación" que "enamora" o lo que usted prefiera. Encantado de leerle.

fonsado dijo...

Me recomendaron este "lugar", tras un reportaje en un periódico.
Extraordinario. Las fotografías ... sin palabras.
Saludos.

Casía dijo...

No te extrañe, es un sitio con tal encanto que uno lo recuerda siempre, yo este año quiero volver y traerme tas instantaneas como tu tienes, lo que más me llamó la atención, las cigüeñas