Por la caída norte del pico Nevadín, el glaciar en retroceso dejó sucesivos escalones. Los dos más altos son el pastizal del Chagunón y la majada de La Culebra o La Culuebra. Entre la cumbre y El Chagunón hay un derrumbadero con trescientos metros de desnivel.
El Chagunón -cuando pusimos nombre a cada lugar, éramos gente muy voluntariosa- tiene forma de neurona y, como ella, es pieza esencial en la red líquida que coordina un ecosistema tan rico como éste.
Allí, al fondo, por encima de Orallo, la red tiene uno de sus muchos desgarrones.
A la orilla del Chagunón permanecen las ruinas de un chozo. A lo lejos, por encima de los retazos de niebla, se distingue la pirámide de Caniechas, en el valle asturiano de Hermo.
No hay más que andar unos metros desde El Chagunón para asomarse al escalón inferior, a la Machada de la Culuebra.
En pleno invierno, en esta majada no entra el sol. A mediados del otoño (estas imágenes fueron tomadas el 7 de noviembre de 2011) la luz, ya muy oblicua, apenas llega alrededor del mediodía.
Estamos ahora en la cota 1.650, ya casi medio kilómetro bajo el nivel máximo del Nevadín. Aún así, el viento y los aludes llegan a acumular gran cantidad de nieve en este caldero. El poste coloreado sirve para indicar el espesor. Desde un helicóptero es posible tomar el dato en cualquier momento con fines estadísticos o para hacer estimaciones de reserva hidráulica.
Vestigios de corros y chozos.
La reserva líquida que almacenan estas cumbres alumbra numerosas fuentes con caudal suficiente para cebar el Chagunón y su desagüe, el río Cuvachín, que desde la majada de La Culebra hasta el Prao de las Zreizales trota batiéndose en una sucesión de cascadas.
El tercer escalón, en la cota de los 1.450, es el valle de Bucimeda. El arroyo aboca a este paraje en la proximidad del Prao de Las Zreizales (Las Cerezales o Los Cerezos). Por aquí cerca hay un peñasco enorme y, apoyada en él, una losa proporcionada en tamaño. Bajo ella hay un resguardo que llaman la Cabana del Medio Amigo. (Dicen que el amigo entero no cabría dentro). Una cueva tan insignificante, que en la lengua del país bien podría ser tildada de cuvachu o cuvachín, es lugar apropiado para relatar ...
... la leyenda de La Machada de La Culuebra
Mejor con música:
Schubert: Piano trio op. 100, 2º mov.
Hace muchos años, -¡cuantayá!, decíamos entonces- un rapaz andaba por aquí al cargo de unas cabras. A finales de agosto se entretenía apañando arándanos por los alrededores de la majada cuando, entre los tallos retorcidos de una urz, descubrió una culebra. Era un bicho pequeño y desvalido y le hizo gracia; así que, agarrando a una chiva por los cuernos, la acercó hasta el peñasco más cercano y la ordeñó sobre una concavidad que allí había para que la serpiente pudiera beber de aquella leche.
Al día siguiente volvió al mismo lugar y probó a muñir de nuevo la cabra sobre la oquedad de la piedra mientras silbaba una melodía improvisada. Al cabo de un rato, la culebra vino a beber. A partir de entonces, diariamente, repetía la misma operación y siempre con igual resultado. Ordeñaba, se sentaba, silbaba y pronto acudía la culebra, de entre los tocones de las urces, para cebarse.
Así ocurrió hasta que, a finales de octubre, el Nevadín amaneció encapuchado una mañana, el rebaño tuvo que bajar a recogerse en el pueblo y a la serpiente le llegó la hora de hibernar.
Ocho meses después, a las puertas del verano, el ganado regresó a la machada. El pastor buscó y encontró a su extraña amiga y la relación continuó. A medida que el tiempo pasaba, la culebra se iba viendo crecida, gorda y cada día más clara de piel. Y, al año siguiente, mucho más grande y mucho más blanca.
El caso fue que también el pastor se hacía mozo y llegó el día en que lo reclamaron para servir al rey en la guerra de África. Se fue y, a partir de entonces, anduvo por el mundo, vivió experiencias que le abrieron los ojos y aprendió muchas cosas y extravió otras tantas, el candor entre ellas.
Cuando al fin decidió regresar a su tierra, estaba otoñando y el ganado ya bajaba de las brañas. Encontró el pueblo muy cambiado y sintió que todo parecía más pequeño.
Pasó algún tiempo hasta que acordó volver hasta los pies del Nevadín. Echó a andar, llegó a Bucimeda, fue a cruzar el torrente cerca del Prao de La Zreizal y continuó monte arriba, entre los árboles dorados, por el sendero que entonces usaban como treitoiro, hasta que alcanzó la majada.
Se acercó a la piedra y allí, sentado, abstraído, se puso a silbar mientras paseaba la mirada por el gran bosque cercano, frondoso todavía pero ya cobrizo, por la muralla oscura del Miro bajo la que fluye el caudal de todos los valles y por la lejanía blanca donde el embate de la niebla se empeñaba en abrir paso entre las cumbres nevadas.
Y así permaneció un buen rato, absorto en no sé qué cavilaciones, sin advertir cómo, a su espalda, una serpiente enorme y albina se descolgaba sigilosa por el canchal y se acercaba por la campera hasta alcanzarlo, abalanzarse sobre él, ceñirlo y estrangularlo entre sus repulsivos anillos. (*)
(*) Cuento popular, de gran trascendencia simbólica, contado en muchas regiones
del mundo y particularmente en tantos lugares que,
como Rabanal, tienen su Machada de La Culuebra.
como Rabanal, tienen su Machada de La Culuebra.
El Pico de Cuetonidio (con sus antenas) y el Cornón nevado a la derecha.
Otra panorámica desde la Majada de La Culebra.
Braña de Rabanal de Arriba.
El Miro (1.845 m) y la Braña de Arriba de Villarino del Sil.
Braña de Rabanal de Arriba.
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1.- Braña de Cuvachu (Rabanal de Arriba)
2.- Los Praos de Bucimeda
3.- Cabana del Medio Amigo
4.- Cascadas del Cuvachín
5.- Machada de La Culuebra
6.- El Chagunón
7.- Pico Nevadín (2.077 m)
(*) "Machada", na l.lingua del país, ía el l.lugare no monte onde hay muy bien de pasto ya augua ya onde, pula nueite, el ganau guárdase nos corros ya lus pastores métense no chozo por si vien el l.lobu ... ou la culuebra. O sea, majada en castellano, no vayamos a ...
7 comentarios:
Nunca habia escuchado esa historia me gusto y me presto ver las imagenes de nuestra bella tierra, gracias por compartirlo, abrazos de una paisana desde murcia.
buen reportaje otoñal,julio. gracias por mostrar esas panoramicas desde las alturas.saludos
Genial, como siempre
Este blog es una pasada.
Por las fotos, por las rutas y por todos los datos (historico-socio-culturales) de los lugares en cuestión.
Es muy de agradecer que podamos disfrutar del conocimiento que el autor atesora y que comparte con los lectores.
Conocer rincones de nuestra tierra de esta forma, es un lujo.
Un cordial saludo
Muchas gracias, Olina, Lobezno, Zaskandil, Montañés y todos los demás, por esos comentarios tan estimulantes. El cuento de "La Culebra" lo escuché hace muchos años de boca de Nieves Macías (qepd), una dama de Rabanal de Abajo con cuyos descendientes tengo una relación de muchos años. Revolviendo por ahí, encontré el mismo relato en otros libros y ambientado en diversas regiones y países. "La Memoria de los Cuentos" de Miguel Díez y Paz Díez-Taboada(Espasa Calpe 1998)incluye el relato de "La culiebra y el pastor", recogido por ellos en Asturias. En resumen: es un cuento clásico que, como tantos, pertenece a la cultura popular universal.
Hola Julio:
Las tradiciones de culebrones o dragones (es lo mismo) están muy extendidas, en relación o no con un pastor o pastora. Sin embargo, están siempre (creo) ligadas a un lugar concreto.
La serpiente es, desde muy antiguo, un símbolo acuático, femenino, lunar e invernal. En mi opinión representa un curso de agua que es especial por alguna razón. Fíjate en tu culebra: blanca, que bebe leche (por tanto relacionada con la maternidad), que recibe un tributo periódico que si no es satisfecho tendrá terribles consecuencias,...
Generalmente son asesinadas por un héroe o santo, lo cual no sucede en tu leyenda, bien porque se ha perdido, bien porque está ausente.
Muy cerca de allí, en otro valle, hay un arroyo de Brañuelos o la Cuélabre (según el Sigpac). Puede que sea este el arroyo que hace especial el lugar y que ha motivado la presencia de la leyenda que, nuevamente en mi opinión, denota la probable existencia de un antiguo lugar de culto.
Los pastores están muy relacionados con antiguos lugares de culto. Por toda Europa hay infinidad de dólmenes, cuevas, megalitos o peñas de La Pastora. Esa tradición ha pervivido en la forma de las Vírgenes que se aparecen a un pastor, pastora o grupo de pastores.
Y ahora vienen las preguntas. ¿Tu leyenda está ligada a un lugar concreto? ¿Hay alguna peña o roca que participe de la tradición? Tal vez así podríamos avanzar más en su significado.
Gracias por tu entrada. Es un lujo (aunque me da pena que ya no esté el corzo aquel...)
Hola, Taliesín. Ando estos días bastante liado y tardé en leer tu nota. Gracias, ante todo, por el interesante comentario.
La leyenda que me contó Nieves Macías está asociada a una majada que hay por encima de la braña de Rabanal, un lugar que, con toda su imponente belleza, en otro tiempo debió de parecer remoto y hasta siniestro. No muy lejos de allí hay un paraje y un collado que se llama Trasmundo nada menos. No tengo noticia de algún elemento físico más concreto que esté relacionado con la leyenda.
En Laciana, y en los términos próximos, abunda el topónimo "cuélebre". Hay un Valdecuélebre entre La Veiga del Palo (riquísima en leyenda de brujas) y la cabecera del asturiano río Naviego. Y hay un Recuélabre más allá de las brañas de Caboalles, bajando hacia Genestoso.
Sobre La Veiga el Palo trataré de hacer un reportaje este invierno, aprovechando que, de momento, no puedo alejarme mucho de mi pueblo.
Hasta pronto,
Julio.
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