Ni lugar ni paraje ni sitio ni rincón; cuadra mejor llamar santuario a este tramo donde el torrente de La Brañina se incorpora al río Cuvachín de los Rabanales.
Para Antonio, que pidió este reportaje,
para Manolo, que me acompañó hasta la base de la cascada,
y para que mi amiga Nieves vuelva al Pimpanón.