Capítulo I: Porque la praxis de la vida manda.
El pasado 25 de febrero, la sección Aquí y ahora, que Nuria Alonso publica en EL MUNDO DE LEÓN, llevaba el iluminado título de Bendita luz. Columna abajo, la autora disertaba sobre geoestrategia, política, socioeconomía, filosofía clásica, energías, entalpías y entropías. Seguidamente desdeñaba los discursos sesentayochistas que quedan muy bien en mundos utópicos que han glosado desde Platón a Tomás Moro. Y remataba con un párrafo sobrecogedor: ¿Qué hubiera ocurrido si estas revueltas –las de los gaseosos países árabes- se hubieran producido con nuestras minas cerradas? ¿Alguien se ha parado a pensarlo?
Pues supongo que sí, doña Nuria, que alguien se ha parado a pensarlo. Verá: las minas de Laciana y Babia ya están cerradas desde hace años. Las dos maquinarias de poder, codiciosas, incompetentes y además cobardes –o tragas o te pongo tres mil trabajadores en la calle-, aceptaron el cierre de todos los pozos, la eliminación de miles de empleos y dejar el patrimonio de estos valles a merced del siniestro tinglado de las explotaciones a cielo abierto.
En caso de una súbita, verdadera y angustiosa emergencia energética mundial (tipo película o profecía de Mad Max), en dos tardes se podría echar mano del yacimiento de Laciana y Babia y extraer el carbón que casi aflora en las cumbres. Para retrasar dos o tres meses el fin del mundo, estaría justificada la explotación a cielo abierto de esa reserva tan accesible. Pero resulta que ya se ha consumido en gran parte. Me refiero a la parte de las vetas que estaba a flor de piel y que el tinglado empresarial lleva veinte años esquilmando mientras apaña subvenciones públicas, sin utilizar apenas mano de obra, gastando ingentes cantidades de aceites, gasoil y dinamita (o sea petróleo, Nuria) y dañando sin vuelta atrás un capital que debiera ser eterno y favorecer otras posibilidades de vida.
Del destrozo de Laciana y Babia procede gran parte de los dieciocho millones de toneladas de carbón que llevan mucho tiempo tiradas, algunas en espacios habilitados y la mayoría en las riberas del Sil. Montañas de escándalo cuyo peso, calidad y coste real no sabemos quién controla -¿lo controla alguien?- y que serían suficientes para que las centrales térmicas leonesas funcionasen durante varios años.
O sea que sí, que algunos nos hemos parado a pensarlo. Y también nos hemos parado a pensar que uno de los grandes logros de la especie humana es haber producido cerebros como los de Platón y Tomás Moro. No sé si añadir el de Karl Marx, filósofo convencido de que el progreso en la ciencia y la tecnología permitirán el crecimiento exponencial de la población por tiempo indefinido. De momento, la cosa no lleva buena pinta, pero si usted cree que la praxis de la vida debe mandar ...
La praxis. Gato blanco o gato negro, ¿qué más da?
La praxis. Gato blanco o gato negro, ¿qué más da?
Capítulo II: Los asuntos de CIUDEN y la caradura de la Junta.
En el mismo periódico, y en la misma fecha, destacaba este titular: CIUDEN INFORMA EN SU “PLAN RÍOS” DEL BUEN ESTADO DEL SIL Y DEL BOEZA. Debajo, una rotunda afirmación: Los ríos de las dos comarcas –El Bierzo y Laciana- presentan unas condiciones de calidad adecuadas tanto desde el punto de vista hidromorfológico como físico-químico y biológico.
¿Condiciones adecuadas … para qué?
Quien busque un río en condiciones adecuadas, que vaya al Omaña.
El Sil en Alinos (como en Villablino, Santa Cruz, Matarrosa, Toreno....)
Los hombres de mi pasta -escribió Delibes- necesitamos refugiarnos en el monte o en el río al menos una vez por semana para conservar eso que llaman equilibrio vital.
Yo voy a los valles del Omaña con frecuencia. Aún hace pocos días, estuve fotografiando las tabladas en El Castillo y, allí mismo, a la vera del puente, descubrí algo perjudicial para eso que llaman equilibrio vital. Se trata del cartel publicitario que muestran las siguientes fotografías.
Yo voy a los valles del Omaña con frecuencia. Aún hace pocos días, estuve fotografiando las tabladas en El Castillo y, allí mismo, a la vera del puente, descubrí algo perjudicial para eso que llaman equilibrio vital. Se trata del cartel publicitario que muestran las siguientes fotografías.
Ahí puede leerse: Villablino fue bastión de la minería subterránea del carbón en el siglo XX. Destaca la casa de Sierra-Pampley y el monumento al minero.
¿Eso es todo lo que se puede recomendar de Villablino? Ni siquiera se han preocupado por saber quién fue Francisco F.B. de Sierra-Pambley ni cómo se escribe su apellido.
Hablando de minería, en ese texto lamentable sobra el calificativo subterránea y, hablando de minero, falta el calificativo de extinto. En Laciana han aniquilado esta profesión.
También deberían haber pisado el terreno y saber en qué estado se encuentra el Monte de la Mora y Carrasconte para no incluir en el cartel un párrafo como éste:
A la entrada de esta localidad (El Villar de Santiago) la ruta se desvía por una pista minera que debemos seguir hasta las inmediaciones de Santuario de Nuestra Señora de Carrasconte para encontrar un camino forestal por el que bajar hasta Villaseca.
También deberían haber pisado el terreno y saber en qué estado se encuentra el Monte de la Mora y Carrasconte para no incluir en el cartel un párrafo como éste:
A la entrada de esta localidad (El Villar de Santiago) la ruta se desvía por una pista minera que debemos seguir hasta las inmediaciones de Santuario de Nuestra Señora de Carrasconte para encontrar un camino forestal por el que bajar hasta Villaseca.
La redacción correcta (o decente) quizá debiera ser ésta:
A la entrada de esta localidad hay una pista minera que discurre en territorio arrasado por explotaciones carboneras a cielo abierto. Usted debe evitar la utilización de esta ruta porque el paisaje produce pena o asco. Pero si a pesar de todo decide usarla, absténgase de beber agua en cualquier manantial. Además, tenga presente el riesgo que corre de ser atacado por energúmenos que, para impedir el paso por caminos vecinales donde se ve lo que ha de permanecer oculto, utilizan camiones-bomba con agua a presión, máquinas excavadoras y piedras de gran tamaño.
A la entrada de esta localidad hay una pista minera que discurre en territorio arrasado por explotaciones carboneras a cielo abierto. Usted debe evitar la utilización de esta ruta porque el paisaje produce pena o asco. Pero si a pesar de todo decide usarla, absténgase de beber agua en cualquier manantial. Además, tenga presente el riesgo que corre de ser atacado por energúmenos que, para impedir el paso por caminos vecinales donde se ve lo que ha de permanecer oculto, utilizan camiones-bomba con agua a presión, máquinas excavadoras y piedras de gran tamaño.
Fotografía del ataque contra miembros de Filón Verde
y contra un equipo de Televisión Española.
Y para que el turista tenga una idea más cabal de lo que por aquí ocurre, podrían añadir unas líneas:
Mientras hay chorros de subvenciones y forma de colocar el carbón (aunque sea en el mercado libre), el tinglado carbonero se forra y aquí deja el desastre que el viajero puede ver. Pero si no hay demanda o si las subvenciones peligran, el tinglado provoca "sutilmente" huelgas y cortes de carreteras o exige la aprobación de Expedientes de Regulación de Empleo. Y así han transcurrido ya veinte años de economía sostenible. (Sostenible para ellos. Y fantástica).
Nota: ¿Sería conveniente revisar la lista de beneficiarios de las prejubilaciones y los ERE?
Omaña: el río.