A veces, alguna persona poco habituada a trotar por el monte me pide que le sugiera una excursión muy corta, muy cómoda, muy variada, muy interesante y muy guapa. Todo a la vez. Afortunadamente, en el noroeste leonés tenemos mucho de eso. Hoy toca Lago de Babia. Y ya vendrán más.
Hace mucho tiempo, cuando la pista asfaltada no llegaba hasta la Laguna Grande de Babia, mi amigo Javi Rubio y yo mismo subimos desde el pueblo hasta la orilla del agua y, turnándonos, llevamos en brazos a una chica discapacitada que entonces tenía catorce años. Para porteadores cuarentones -cuarentones entonces-, esto no es ninguna hazaña. De todas formas, hoy la carretera asfaltada llega hasta la laguna y, una vez allí, el camino que sigue por la ribera adelante -ver foto- es practicable con silla de ruedas.
Lo que confiere a este lugar la categoría de monumento natural es, ante todo, el aspecto geológico.
En esta vista aérea se distingue, arriba, el cauce del Sil que viene de nacer en los puertos del Cuetalbo, por arriba de La Cueta y al pie de Peña Orniz. El río discurre por La Cueta, Queixu y Cacabillo (Cacabietsu) (1) y, a partir de La Vega de los Viejos (2) se va alejando de Piedrafita de Babia (3) para colarse en Laciana a través del cañón de Las Palomas.
A la Laguna Grande (6) se accede por la carretera local de Lago de Babia (4) que arranca de la comarcal C-626 entre Piedrafita y Cabrillanes.
Las dobleces del terreno son por aquí muy evidentes y llamativas, como ocurre en toda la comarca de Babia y Luna cuyas peñas desnudas apasionan a los expertos. La mecánica geológica -los movimientos y plegamientos de la antigüedad remota, la reciente actividad glaciar y la acción erosiva permanente- dio lugar a unos perfiles muy interesantes. Todo el entorno de la cercana Peña Orniz (2.191 metros) fue uno de los viveros de hielo más notables que hubo en la cordillera durante la última glaciación. Testimonio de ello son los circos espectaculares (El Valle del lago o el de Saliencia en la vertiente de Somiedo y Congosto, Las Verdes o La Fonfría en la babiana). El pequeño valle de Lago de Babia tiene por cabecera el cuenco de La Laguna Grande (6), originado entonces.
El costado sudoeste de la Laguna Grande es parte de un largo murallón constituido por estratos verticales que afloran cerca del puerto de Somiedo y vienen hacia la babiana Veiga Chache. A la altura del bello puente de Santibáñez, el Sil abrió una brecha en la barrera, muy evidente en la fotografía (1). En adelante, el paredón calizo flanquea en línea recta la laguna (5) y deja de ser visible al llegar al Penechón de Piedrafita. A este tramo, de casi cuatro kilómetros de longitud, le llaman la Peña Larga. Sobre la Laguna Grande, alcanza una altitud de 1.735 m.
La Peña Larga.
Entre el valle de La Laguna Grande y los pinares de Piedrafita de Babia, el murallón de la Peña Larga parece que baja a zambullirse bajo la Veiga Chache.
Empecemos ahora la excursión por el principio.
Camino de Lago de Babia hay un primer caserío llamado Las Murias, de muy antigua e interesante leyenda. Su iglesia tiene un emplazamiento tan bello como la propia estructura del edificio, pero el visitante armado de cámara de fotos se enfrenta aquí al problema de siempre, evitar que los postes y los cables estropeen el resultado. Las distribuidoras de electricidad y telefonía se han visto bendecidos por la mano de Dios al poder utilizar todos los altozanos y campanarios del mundo rural para anclar sus postes y soportes.
Hace seis años robé esta imagen en Las Murias y hoy la publico en homenaje
-in memoriam, supongo- a tan hermosos gallos.
Lago de Babia es un pueblo muy pequeño pero abundante en edificaciones
dignas de ser admiradas.
Esta casona hidalga exhibe una muy bien labrada piedra de armas.
Armas de la casa de los Diazes i Lorenzana que tocan a la
casa de los Cuenllas por parte paterna año de 1690.
La iglesia de Lago y, al fondo, el tramo más descollante de la Peña Larga.
La campana de la iglesia oculta al objetivo de la cámara los riscos de la Peña Larga.
En el corral de enfrente se ve, muy bien conservado, un curioso hórreo.
El
tipo de hórreo con tejado a dos aguas es casi insólito en el noroeste
leonés, o eso creo, aunque habitual en la montaña
oriental de la provincia.
En el flanco norte de la laguna, el puerto o la majada del Puñín
tiene una vista muy llamativa desde lo alto de la Peña Larga.
Aunque los tiempos han cambiado mucho, aún hoy el ganado se enseñorea de estos lugares desde el inicio de la primavera hasta el nuevo invierno. La foto superior da idea de qué número calzan los imponentes, formales y cariñosos mastines babianos.
Imágenes de la Laguna Grande con el pico del Cornón (2.188 metros) a lo lejos.
Una celebrada copla babiana reza así:
You nun me queixu de Queixu,
quéixume de Cacabiechu;
que toda la nueite anduve
lu mismu que un argadiechu.
Para los desconocedores del leonés clásico:
Yo no me quejo de Quejo,
me quejo de Cacabillo;
que toda la noche anduve
lo mismo que un argadillo.
El argadillo
es el artilugio de la imagen inferior (foto que tomé en un museo
particular del pueblo omañés de Camposalinas, Soto y Amío). Está fabricado con palos de madera cruzados y montados en un eje horizontal
que, apoyado sobre un pie fijo, gira movido por una manivela y permite
devanar cómodamente las madejas de hilado.
Las
razones por las que el sufrido personaje se quejó tanto de Cacabillo,
donde pasó toda una noche dando vueltas, pueden ser infinitas: amores
acaso, peligro de un alud de nieve desde la pared de La Orbia, serenata
lobuna, colchón sin varear desde hace años, estruendo del río,
desarreglos intestinales, etc... Lo de los problemas gástricos es más
improbable habida cuenta de por aquí se come muy bien y muy
sano. Cacabillo tiene a gala haber producido las mejores lentejas del
mundo, mucho más buenas que las de La Armuña. ¡A dónde vamos a parar!
En verano -abajo-,
el nivel del agua desciende, la vegetación que puebla la laguna se vuelve de
color cobre, las orillas no aparecen tan floridas como en mayo o junio y
los colores vivos de la primavera se desvanecen. Pero la vida bulle en
el fondo. Hay aquí una rica colonia de anfibios -tritón
palmeado, varias especies de ranas-, una legión de peces diminutos y
gran diversidad de insectos -escarabajos de agua, libélulas...-, todo
ello afectado por la introducción reciente e indebida de la carpa royal.
Panorámica de la Babia Alta. En medio, la proa de la Peña Larga. A la izquierda, Las Murias. A la derecha, Quintanilla de Babia. En medio, la Veiga Chache y sus satélites: Los Entragos, La Chamaza, Sulcastro, Las Campas y demás praderío en torno al recién nacido río Luna.
4 comentarios:
Definitivamente, me encanta este blog !!
Me gustan mucho estas rutas que te marcas y que tan bien ilustradas estan. Este pasado verano fuí hasta la laguna dando un paseo con mi carea desde Lago y la verdad, es que fue un paseo de lo más agradable. Lo he hecho bastantes veces pués tengo familia en este pueblo, y siempre que llevo a alguien a Babia suelo llevarlos ahí por la accesibilidad que tiene y la belleza del paisaje. Nunca falla...
Un saludo
¡Es impresionante!
Saludines utópicos, Irma.-
Gracias Zaskandil, Irma y los demás. Aunque desde hace unos meses ando a la carrera todo el día (debido a problemillas diversos que a todos nos tocan alguna vez), los ratos que paso haciendo este blog son la mejor de las terapias debido a las veloces pero intensas aventurillas que corro con la cámara y, sobre todo, a comentarios como los vuestros. Procuraré seguir "cumpliendo".
En primer lugar, darte una enorme enhorabuena por todo este blog y su valioso contenido (llevo una hora viendo cada entrada...), es un placer leerte.
En segundo lugar, aunque, disfruto de todos los reportajes por igual, de este de Lago de Babia, me ha gustado mucho leerlo porque lo conocí el pasado verano, casi al azar (ese día cogí el coche sin rumbo definido), y, como bien dices, es una ruta corta, fácil, pero llena de cosas muy interesantes. Además, hice la misma ruta que tu has hecho, es decir, subirme a Pena L.l.arga, al regreso al pueblo, que por cierto, menuda caida tiene hacia el l.l.agu.
En mi blog también le dediqué una entrada, un poco más estrecha, eso si!
Intentaré volver este verano a seguir conociendo esas fuentes del Sil que se divisaban desde este lugar.
Un gran saludo de otro caminante.
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