Rioscuro es solar antiguo y mesopotámico, bien defendido entre sus dos ríos y encerrado entre montes de modo que hasta al sol le cuesta entrar. De ahí lo de oscuro, supongo, porque la industria del carbón llegó mil años después de que bautizasen el pueblo.
Entre 1906 y 1908, el arqueólogo andaluz Manuel Gómez Moreno inventarió para el Catálogo Monumental de España todas las obras que encontró en la provincia de León durante la muy rigurosa y minuciosa exploración y que él consideró dignas de reseñar por su antigüedad y valor histórico, técnico o artístico. Hoy día, aquel compendio sigue siendo uno de los manuales más consultados. Refiriéndose a Robles de Laciana, alude a dos pequeñas imágenes de Santa Catalina y San Blas, rudas y correspondientes al siglo XIV, como hay muchas.
Hay muchas sí, y no las suelen valorar sus propietarios salvo cuando alguien azuza el primitivo sentimiento de orgullo patrio, también llamado tribalismo. Menudo cristo se armó cuando alguien cayó en la cuenta de que esas dos imágenes, que Gómez Moreno dice haber visto en Robles, están en el retablo mayor de la iglesia de Rioscuro.
Somos así. Lo mismo nos peleamos por dos santines de madera que les pegamos fuego si a mano viene.
Detrás del retablo barroco, a salvo de la luz desde hace siglos, hay unas pinturas de factura muy sencilla representando a unos ángeles músicos que celebran la Asunción de la Virgen. Se dice que podrían datar del XVI. El templo es más moderno en buena parte pero la cabecera tiene hechuras medievales.
Bajo este arco corre el río de El Villar o del Bayo o de Vivero o del Puerto de la Magdalena, que de todas las formas se le oye llamar.
El puente de Vilforcos es uno de los más bellos del valle de Laciana. Aunque reparado o puede que reedificado en la edad moderna, popularmente se le atribuye origen romano. Según los expertos, su fábrica tosca se remontaría al medioevo.
El puente de Vilforcos es uno de los más bellos del valle de Laciana. Aunque reparado o puede que reedificado en la edad moderna, popularmente se le atribuye origen romano. Según los expertos, su fábrica tosca se remontaría al medioevo.
Otro de los puentes de Rioscuro, éste sobre el Sil, debe de tener también precedentes antiguos y habrá sido reconstruido más de una vez por ser muy vulnerable a las avenidas del río. En una inscripción consta que fue reedificado en 1709. En el XX precisó la apertura de un nuevo ojo para facilitar el paso del tren carbonero.
El pavimento del puente sobre el Sil fue modificado hace muy poco tiempo con el mismo material y diseño de toda la Calle Mayor.
Como ocurre con todas las poblaciones implicadas en la minería del carbón durante el siglo XX, el caserío es de lo más heretogéneo. Permanece el trazado urbano antiguo y también muchas edificaciones centenarias, varias muy bien mantenidas o rehabilitadas con esmero.
Aún puede verse alguna vieja casona que, al modo tradicional, es el resultado de sucesivas ampliaciones hechas en torno a un corral. La imagen inferior detalla un tramo que mantuvo su techo de paja de centeno hasta que, como medida de emergencia, hubo de ser protegido con otros materiales.
El estilo de construcción con planta en U abierta al sur y corral o patio en medio se aplicó también a edificaciones tan señoriales y elegantes como la de las siguientes imágenes.
El río de El Villar o de Vivero suele traer ahora un caudal moderado porque hay cauce arriba un embalse que almacena y un canal que deriva el agua para producir electricidad en la central instalada a cuatro pasos del puente de Vilforcos.
El canal se acerca a Rioscuro por encima de la carretera de Omaña.
La tubería forzada baja desde la cámara de carga, a donde llega otro canal alimentado por el embalse del Sil en Villaseca. Abajo, junto al puente de Vilforcos, el edificio de turbinas.
Cuando las turbinas de la planta generadora operan a plena potencia, la descarga devuelve al cauce un gran caudal. Parte de él procede del Sil -embalse de Villaseca- y al Sil regresa cuatrocientos metros más abajo, donde se funden las dos corrientes de Rioscuro.
Las labores tradicionales no se han perdido del todo y hay quien piensa que, tal como van los tiempos, se recuperarán.
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