A peste, fame et bello... libera nos Domine...
...ut fructus terrae dare et conservare digneris...
...ut fructus terrae dare et conservare digneris...
Purcell: Música para el funeral de la Reina Mary.
Marcha, Man that is Born of a Woman, In the Midst of Life y Canzona.
Dicen que el santo francés Mamerto, obispo de Vienne en Dauphiné, inventó las rogativas a finales del siglo V. Dos centurias después, la práctica ya se había extendido a toda Hispania, que así nombraban los hispanorromanos y los visigodos a este carajal que hoy día llamamos el Estado. (Comatoso).
Antes las rogativas eran súplicas para impetrar protección contra la peste, el hambre, la guerra y las malas cosechas, es decir, lo que la austera gente leonesa llamaba pestimales por sintetizar. En los últimos tiempos, en el secarral ibérico se hacen ad petendam pluviam y, más que nada, por mantener una tradición festiva y de gran valor estético y etnográfico. En León, las rogativas de Castrotierra son dignas de figurar entre las celebraciones populares más vistosas de cuantas ocurren no solo en el Viejo Reino sino en todo el Estado.
El tiempo de rogativas suele ser finales de abril o primeros de mayo.
Este año, el Instituto de Estudios Omañeses decidió recuperar la Rogativa de Pascua, que antiguamente oficiaban los vecinos de Valdesamario, y lo anunció en prensa y radio. En cuanto escuché la noticia, salí disparado a dar la alarma. Avisé a Josepín de que el río Luna está corriendo por Babia salido de madre, de que el pantano de Los Barrios tiene una o dos compuertas abiertas y de que en Omaña, entre Peñacefera, El Tambarón, La Cañada, Peña Correa, La Filera y por ahí arriba, hay tal acumulación de nieve que, si le da por llover templado, igual armamos un cristo no solo en Paladín, La Utrera y Las Omañas sino también por la Ribera del Órbigo adelante hasta llegar a Oporto.
Me tranquilicé cuando supe, por La Crónica de Fulgencio y por el propio Josepín, que en esta ocasión la rogativa de Valdesamario se haría para pedir que parase de llover de una vez.
¡Y paró!
No hay gente más sensata que la de Omaña.
Este año, el Instituto de Estudios Omañeses decidió recuperar la Rogativa de Pascua, que antiguamente oficiaban los vecinos de Valdesamario, y lo anunció en prensa y radio. En cuanto escuché la noticia, salí disparado a dar la alarma. Avisé a Josepín de que el río Luna está corriendo por Babia salido de madre, de que el pantano de Los Barrios tiene una o dos compuertas abiertas y de que en Omaña, entre Peñacefera, El Tambarón, La Cañada, Peña Correa, La Filera y por ahí arriba, hay tal acumulación de nieve que, si le da por llover templado, igual armamos un cristo no solo en Paladín, La Utrera y Las Omañas sino también por la Ribera del Órbigo adelante hasta llegar a Oporto.
Me tranquilicé cuando supe, por La Crónica de Fulgencio y por el propio Josepín, que en esta ocasión la rogativa de Valdesamario se haría para pedir que parase de llover de una vez.
¡Y paró!
No hay gente más sensata que la de Omaña.
Paró de llover en el valle de Samario, por lo menos durante aquel día, pero en el valle de de Laciana no hay manera. Ahora mismo está nevando. Mónica López dice que va a aparecer el sol hacia el quince de abril. A ver si acierta porque, al no poder salir de casa, he de atender el blog con imágenes de archivo.
Las fotos de hoy fueron tomadas el 28 de enero del año pasado. Aquél sí fue un enero seco y gélido como Dios manda. Subí hasta el Pico el Río de San Miguel, pasé a la cabecera del valle de Sosas, volví por Pleitín y el Badouchal y en todo ese periplo solo me encontré con unos mozos que andaban a la perdiz, con un raposo y con tres ciclistas del Club Treitoiro, de los que se atreven con cualquier condición atmosférica.
¡Qué frío! Lo que se ve ahí abajo, sobre el permafrost, es un corro para el ganado. Está en la braña de San Miguel, por encima de los prados del Badouchal, y es una de las poquísimas construcciones de verdadero interés que van quedando en nuestras brañas.
Ésta es la laguna Veigalguera, charca de mal tiempo que está a 1.680 m de altitud, entre los valles de San Miguel y de Orallo. El monte nevado del fondo es el Cueto de Arbas.
Aquí se ve bien el Cueto y, a su izquierda, la estación invernal de Leitariegos, la más coqueta del Estado -comatoso- y destino apetecido por los esquiadores gallegos y portugueses que aun pueden hacer turismo y dar algo de vida a las Casas de Turismo Rural y a otros negocios de la comarca. Este año hay nieve abondo y va a durar.
Arriba y abajo: dos vistas de los términos de Orallo.
Arriba un tramo de la braña y abajo un tramo del monte.
Esta imagen congelada es el Pico del Río (2.018 m). Más allá se
ve el Pico Helena (2.000 justos) y al fondo El Cornón.
Pico el Río.
Arriba y abajo la Joya i Veigancha u Hoya de Veiga Ancha, en términos de Orallo,
vista desde el Pico el Río. Paisaje glaciar con grandísima leyenda de pastores
y de ganados trashumantes.
El Cueto de Arbas y la estación de esquí de Leitariegos.
Arriba y abajo, El Cornón (2.188 m) entre Laciana y Somiedo.
El Cornón sobre la Peña Rubia.
Arriba y abajo, La L.lagunona de Sosas en el circo del Cornón.
Vestigios de corros y chozos en las cabeceras de la braña de San Miguel.
En relación con esta fotografía y con la del corro que aparece en cabeza de este reportaje, a lo mejor os interesa revisar la entrada de este mismo blog titulada Los sueños de Firme.
Laguna de La Salgada, paradigma de tanatoestética medioambiental.
Campo minado, testigo de una de las muchas batallas relacionadas con la explotación a cielo abierto de El Feixolín, uno de los mayores atentados contra el medio ambiente y contra la economía local avalado por algunos políticos propios y por los de la metrópoli.
No hay comentarios:
Publicar un comentario