Von Karajan con Anne-Sophie Mutter.
En el noroeste de León, treitar equivale a trechear en castellano viejo, a arrastrar de trecho en trecho.
Un treitoiro -del latín tracto- es una especie de canal en tierra que, desde lugares muy altos y con mal acceso, baja sin contemplaciones a través del monte, hasta encontrar un camino por donde puedan transitar los carros. Se utilizó para transportar haces (feixes) de leña o troncos montados sobre grandes piornos.
Durante las huelgas mineras de los años 60, el treitoiro de La Devesa de Villablino nos sirvió para bajar sacos de genciana desde los alrededores del Pico Cuetonidio.
Pellejeros y herbolarios compraban este producto virtuoso y muy difícil de obtener por encontrarse en lugares remotos y en suelos duros como pedernal.
Algunos cosecheros dejaban las raíces extendidas al sol para bajarlas unos días después, cuando, ya deshidratadas, eran fáciles de transportar y se pagaban a mejor precio. Lo malo del asunto es que también merodeaba por aquellas alturas algún cuatrero a quien venía muy bien encontrarse con el trabajo casi hecho.
Pellejeros y herbolarios compraban este producto virtuoso y muy difícil de obtener por encontrarse en lugares remotos y en suelos duros como pedernal.
Algunos cosecheros dejaban las raíces extendidas al sol para bajarlas unos días después, cuando, ya deshidratadas, eran fáciles de transportar y se pagaban a mejor precio. Lo malo del asunto es que también merodeaba por aquellas alturas algún cuatrero a quien venía muy bien encontrarse con el trabajo casi hecho.
Tiempos difíciles.
El Club Ciclista Treitoiro de Laciana -podéis acceder a su web desde aquí mismo- eligió muy bien su nombre. Fundado en 2003, hoy tiene un prestigio notable por la actividad deportiva y cultural que desarrolla continuamente. El pasado domingo, sus socios hicieron la travesía de los días violeta. Con la explosiva floración del brezo, la cualidad terapéutica de los montes lacianiegos alcanza uno de sus puntos culminantes. (El otro llega a finales de octubre).
Hay una pista minera que sube desde la proximidad de Villaseca de Laciana hasta el alto de La Chana Redonda, al pie del Pico Muxivén. Con 9 km de longitud y 12 m de anchura nada menos, fue construida con vistas a explotar carbón a cielo abierto en la vecindad de la braña de Robles. Los vecinos consiguieron impedirlo. Tiempo después, el camino fastuoso fue prolongado para dar servicio a una mina -subterránea, por supuesto- que sería calada en términos de Sosas. La anunciaron como una joya pero no duró mucho.
La pista en cuestión bordea la laguna de El Castro, de la que este blog ya se ocupó en varias ocasiones. El pasado domingo, con la primavera en pleno alboroto, la superficie del agua era como una pintura impresionista; un instante, un raro efecto de luz y color continuamente renovado por las espátulas de un ánade artista.
La pista va ganando altura por el flanco oeste de la braña de Robles, por La Cerra, hasta llegar a la Pena El Ferreiro, a 1.600 metros de altitud.
Desde la Pena El Ferreiro hay una gran vista. Al fondo empiezan los desfiladeros de Villarino (Palacios del Sil) por donde el Valle de Laciana escurre hacia Ribasdesil y El Bierzo.
También desde aquí se deja ver el Pico de Cuetonidio, casi de tú a tú.
Cuetonidio (1.773 m) es modesto para lo que se estila en la comarca, pero tiene mucho predicamento.
Por el oeste vienen progresando las extracciones de carbón a cielo abierto. Ésta es la de "Fonfría", en los montes de Caboalles y Orallo. La Junta de Castilla y León pretende forzar a la Comisión Europea para que autorice una explotación sistemática desde Leitariegos hasta Quintanilla de Babia. Todos son términos de la Red Natura 2000 para los que la propia Junta solicitó hace años la declaración de áreas protegidas. Lo consiguió y ahora parece que lo lamenta. En asuntos como éste, no debe de ser fácil ordeñar a dos manos.
La pista sigue remontando y, al llegar al alto de la Chana Redonda o de Los Parapetos, asoma a la grandísima braña de Sosas.
Supongo que no habría que hablar de la Braña de Sosas sino de Las Brañas, porque son unas cuántas en el mismo valle.
La más alta es la de Veigas, aunque por encima aún se encuentran vestigios de las antiguas majadas justo al pie de El Cornón (2.188 m).
Para la marcha de los días violeta, los ciclistas de Treitoiro diseñaron un recorrido de 30 km, con desnivel bruto de unos 700 metros pero con potentes altibajos por medio.
La pista minera es matadora para los ciclistas y para las bicicletas porque el pavimento está concebido para bulldozers y carros de combate.
En la cota de los 1.700 metros, a un paso canadiense sucede un tramo en descenso que lleva a la Collada de Altar. Luego, un repechón largo y duro bordea el Pico Muxivén para saltar por Las Encorcechadas hacia el vallejo de Bildeo, al que dan nombre los abedules.
Los Parapetos de Robles, otra memoria de la guerra en el otoño de 1936, controlan este paso hacia Asturias. La cumbre del fondo es el Cornón (2.188 m).
El último tramo de la pista minera está en peores condiciones. El Dr. Mato, especialista en medicina deportiva y con gran estimación en la comarca, es una garantía para sus compañeros de club. Ante todo, la prevención. Cuando lo cree conveniente echa pie a tierra y quien observa lo imita.
Los ciclistas se van perdiendo monte arriba. Saltarán a la Vallina de Bildeo y luego al valle del Glacheiro, donde vadearán el torrente furioso por encima de las cascadas, pasarán al pie de los chozos y alcanzarán la braña de Veigas, en el circo del Cornón.
En el Valle de Laciana, cada estación del año tiene su aquel.
La marea violeta ocurre en mayo, cuando el verde es más verde y en el Cornón se desvanece la última nieve.
En todos los pueblos de Laciana hay alojamientos para el turismo rural en casas estupendamente habilitadas. Y también hay hoteles, por supuesto.
Poneos en contacto con los ciclistas del Club Treitoiro. Ellos saben.
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