Piotr Ilich Tchaikovsky
Las Estaciones, Op. 37b: Nº 6, Junio. Barcarola.
Philippe Sarde utilizó esta música en la banda sonora
Philippe Sarde utilizó esta música en la banda sonora
de la película El oso de Jean-Jacques Annaud.
Ayer subí solo a un monte, de los más altos, para hacer la foto de ciertos vestigios de minería aurífera romana que necesitaba una amiga. En el tramo más elevado, por encima de los últimos abedules, la nieve reciente se veía impoluta. No había más huellas que las mías.
Llegué, tomé las imágenes y volví por donde había venido.
Unos doscientos metros más abajo, sobre las marcas que mis botas habían dejado diez minutos antes, había dos tipos de huellas superpuestas. Por el tamaño y forma supuse que eran las de una osa y las de su cría.
Tiempo después, por separado y en fechas diferentes, dos expertos en osos coincidieron en aclararme que las pisadas parecen corresponder a un solo animal. (Vale, a dos, para ser exactos, pero teniendo en cuenta que uno de ellos era un servidor).
En la primera imagen se ve la huella de mi bota y, sobre ella, superpuestas, la muy ancha marca de una mano y, encima, la de un pie osero. O sea que, en vez de madre y cría, se trataría de un macho adulto de gran tamaño.
Lo cierto es que el animal iba delante de mí. Acababa de pasar de un valle a otro, cogió el mismo camino que el fotógrafo acababa de pisar, lo usó durante un trecho corto y luego lo abandonó para meterse entre una mata de rebollos.
Ni siquiera llegué a verlo. Sólo atisbé algún movimiento del ramaje cargado de hojas secas.
Nos vamos habituando a este tipo de descubrimientos.
Mejor alejarse, sin aspavientos, sin presión, dando un buen rodeo, como si nada.
Atención:
Creo que os interesará mucho leer esta página del blog NOROESTE IBÉRICO de Rubén Portas, así como las opiniones de algunos expertos a los que nos remite.
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