Muy agradecido a los seguidores de este blog, os informo de que termina esta experiencia a la par que acaba el año. La noche que viene es la de los grandes propósitos, ya sabéis, y uno de los míos consiste en ... digamos que administrar mejor la aceleración del tiempo. Ojalá se cumpla esta aspiración y también todas las vuestras. Gracias.

Julio.

Nochevieja de 2013.


martes, 21 de diciembre de 2010

Palacios del Sil (III): un paseo a la luz de diciembre



El puente romano casi forma ángulo recto con otro puente vecino a la ermita de San Antolín. Por debajo de éste, el río de Palacios va a terminar su recorrido uniéndose al Sil. Poco más allá del flamante camping se ve una gran casona señorial con cipreses en el patio interior: es el Palacio de los González del Campillo.  





A través de los barrotes de la cancilla se ve el escudo de armas con el Santu Macarru.
¡Santu Macarru, tírame el palu!


Por los alrededores del Palacio quedan algunas construcciones antiguas en aceptable estado. Ya no son muchas las que conserva Palacios porque sus vecinos, durante los años rumbosos de la minería en Laciana, adquirieron un gusto muy ecléctico (por utilizar un término discreto) que los gobernantes municipales favorecieron. Y así se perdió lo mejor del patrimonio arquitectónico tradicional.



La iglesia está cerca. El hermoso atrio es un lugar perfecto para que el feligrés se siente a meditar, a leer, a gozar del paisaje o a charlar. El interior es igual de interesante, como el de tantos otros templos de la comarca que, aunque reconstruidos en la Edad Moderna, mantienen una firme bóveda de cañón sobre el presbiterio y arcos de aire medieval en las capillas laterales.


Durante el disparatado siglo XX ocurrió la "modernización" del retablo, siendo sustituidas las antiguas imágenes por otras nuevas sin valor artístico. A la derecha se ve ahora un San Roque que desterró a su predecesor, hoy arrumbado en un viejo retablo, en la sacristía. Al menos le siguen llevando la hogaza de pan bendito. 

   
Como el nueve de diciembre se celebra la festividad de Santa Leocadia, la mártir toledana tan venerada en Palacios, su imagen fue bajada del retablo. Cuando tomé estas fotos, 16 de diciembre, aún no había vuelto a su sitio pero estaba más cercana y muy adornada de flores.
Aprovecho ahora para agradecer las atenciones del nuevo párroco, un guapo mozo recién ordenado, muy trabajador, que en pocas semanas parece haber ganado la simpatía de todos los feligreses.





Callejeando por el pueblo sorprende la abundancia de vehículos todo terreno y de pequeños remolques. Y es que en los ubérrimos montes de Palacios abunda la caza y en los pueblos abunda el cazador. (Y de Villablino bajamos, de vez en cuando, los buenos comedores. Tanto peca el que mata ....)
De la riqueza y diversidad biológica de Ribasdesil trataremos en una próxima entrada, allá para la primavera.


Queda atrás el otoño. La vestimenta del bosque ardió bajo el fuego purificador, las familias han hecho acopio de leña, en las cocinas de las casonas viejas se ahúma la matanza y en el corral de los Cuacheiros tiritan aves diversas, pero no de frío sino porque se acerca la Navidad. 






                    

No hay comentarios: