Pared del Pico Fontán (N) sobre los Joyos de Cueva Palacios.
Antonín Dvořák:
Adagio de la Sinfonía 9, "Del Nuevo Mundo"
Valle de San Emiliano desde la Forcada del Fontán (2.320 m).
Abajo, en primer término, la majada de La Becerrera (1.775 m).
Más allá, Torrebarrio y Genestosa.
Veintinueve de julio de 2.012. Nueve de la mañana.
La niebla de Babia no es persistente, saturada y agobiante como la del norte. En pleno verano aparece muy de noche sobre las vegas. Desciende en jirones delicados como plumas secas y solo cuaja camino ya de la madrugada. Sobre los pueblos que duermen al fresco es como una sábana de raso que apenas deja de ondular porque el aire en que flota no tiene tiempo de amodorrarse. Antes de las ocho, cuando empieza a sentirse espeso, lo vuelve a espabilar el sol tempranero que asoma enseguida a estos valles tan altos y despejados.
A esa hora, los montañeros ya van camino de las cumbres para que no los pille la solanera.
Y como caminan por arriba de los dos mil metros, pueden gozar de un espectáculo
reservado a ellos y a los pastores. A eso de las diez, la seda blanca deja de dibujar
ondas suaves, como en las tabladas del Luna, y se alborota, casi de repente, en una especie de hervor que causa remolinos fantásticos.
Y en menos que cantan los gallos de La Cubiecha, la sábana de raso se hace jirones que el aire templado levanta y dispersa como si fueran plumas secas. Y entonces aparecen otra vez las vegas y los pueblos.
Majada de La Becerrera.
La majada de La Becerrera, por encima de La Cubiella de Torrebarrio, es el lugar de acometida para trepar hacia los Fontanes por la vertiente leonesa.
Peña Ubiña es la cima más nombrada del macizo pero El Siete y Los Fontanes son las cumbres dominantes del tramo más bello e inhóspito. El Fontán Norte (2.417 m),
con su pared vertical de 300 metros sobre los Joyos de Cueva Palacios,
quizá es la preferida por los montañeros.
La divisoria administrativa entre León y Asturias pasa por la cima de Peña Ubiña y sigue
por Los Castillines, El Siete y el Prao. El pico Fontán (N), que no se ve desde Torrebarrio aunque tiene la misma altura que Peña Ubiña, queda al otro lado de la raya,
metido casi doscientos metros en términos del Parque Natural. Para llegar
hasta allí hay que pasar la línea invisible junto a la Forcada del Fontán y
continuar subiendo por la vertiente asturiana, aunque ya es muy poco lo que resta.
La ascensión desde Las Becerreras no es complicada aunque se hace muy dura, desesperante a veces, si se acomete a través del enorme derrubio formado bajo el Crestón del Paso Malo. En este pedregal, cada intento de avance se reduce a la mitad cuando no concluye en retroceso. El montañero desperdicia su fuerza en arrastrar piedras y en imprecaciones surtidas. La rampa de acceso a la horcada -dice Juan Delgado- no es una vía muy definida. Se alternan las lleras con pasos de roca. (En anteriores ocasiones subimos desde los Llanos del Fontán bien arrimados a la pared -lo que entraña algún riesgo por caída de piedras- y en otras trepamos por las peñas a partir de la Chomba Verde. Me temo que hoy un servidor ha perdido mucho crédito tras haber metido a sus compañeros en el berenjenal de la gravera).
El tormento termina cuando el montañero llega junto al bloque de nieve que se ve en la fotografía. En adelante la subida cunde de verdad y se gana altura rápidamente.
La vegetación trepa por la Chomba Verde, donde lucen estos días los cardos babianos, pero es muy escasa, casi milagrosa, sobre los conos de deyección. Hoy, 29 de julio, nos encontramos en este pedregal inhóspito con algo aún más sorprendente, con una rana temporaria que, aunque capaz de sobrevivir a 2.000 metros, difícilmente encontrará por aquí más agua que la reserva de los neveros.
En este año tan escaso de nieves, los últimos bloques aún resistirán hasta
bien entrado agosto.
Muy abajo quedan ya la majada de Las Becerreras y los pueblos.
También los Llanos del Fontán van quedando abajo. El fontán que mana bajo esos colosales abanicos de grava, libera agua abundante y gélida en pleno verano.
Y por fin, la Forcada.
Al oeste, las cumbres entre Babia y Somiedo.
En la imagen inferior, Torrestío de Babia y el camino a Saliencia por la Farrapona.
La Collada del Prau o la Forcada del Fontán está a 2.320 m de altitud.
Desde aquí ya se domina gran parte de Asturias.
A un tiro de piedra al sur de la Forcada hay un paso que en verano -solo en verano- permite alcanzar la última trocha que sube a coronar los picos del Fontán. Una cornisa muy corta, estrecha pero segura, vuela 150 metros sobre el Joyo Llongo (foto inferior) y tras ella viene una canal, también muy corta, por la que se ha de trepar para salir a campo abierto, al terreno cómodo que lleva a la cercana cumbre.
Dos montañeros vigueses se disponen a acometer la última trepada (foto superior) y salen (imagen de abajo) a campo abierto, muy próximos ya a las cimas. Tras ellos, la cumbre del Prau (2.364 m) y el mar de niebla tratando de franquear el Puerto de Ventana desde Asturias hacia Babia.
La pareja de montañeros gallegos -ver foto- se ha encordado para pasar el último escalón.
La guía de Juan Delgado califica esta ruta de ascensión a los Fontanes como Fácil superior,
lo que podría asimilarse a Poco Difícil.
Y una vez más topamos con la duda. ¿Quién emite el juicio?
Conviene tener presente que las rutas o vías son descritas y calificadas por deportistas experimentados, por escaladores para quienes una subida como ésta no entraña riesgo, al menos en verano. Pero, incluso entonces, los hay que prefieren ir bien equipados y tomar precauciones que, en este tipo de montaña, nunca son excesivas.
Pico Fontán Norte (2.417 metros).
Vista de la pared sobre los Joyos de Cueva Palacios.
Pico Gamoniteiro (1.791 m) en la Sierra del Aramo, más cerca de Oviedo que de Peña Ubiña.
Los Picos de Europa desde el Fontán Norte.
Los Picos de Europa.
El macizo occidental (a la izquierda, con la afilada Peña Santa descollando)
está a unos 95 km. de distancia desde el macizo de Ubiña.
Más cerca, del mar de niebla emergen cumbres tan significadas como Tiatordos.
Unas flores valientes viven en la cumbre del Fontán Norte (2.417 m).
De izquierda a derecha:
Peña Ubiña (2.417 m), Los Castillines (2.250, 2.270 y 2.304), El Siete (2.365), el Crestón del Paso Malo (2.397 m) y el Fontán Sur.
El Siete y el Crestón del Paso Malo.
Entre ambos, con la última nieve,
el Huertín -o Güertín- de la Sarna.
El Crestón del Paso Malo (2.397 m) lleva su nombre con toda propiedad.
Sobre los Joyos de las Cabras, la Senda de las Merinas discurre repartiendo -o recogiendo- a los montañeros que utilizan los canalones de la Pasada del Siete y la Pasada de la Puerta del Arco para aproximarse a las cumbres. Las tremendas lleras -conos de deyección con más de doscientos metros de desnivel, de piedra gruesa en la base y grava completamente suelta y deslizante en su mayor parte- son elementos torturadores para ligamentos, tobillos y meniscos y motivo de claudicación por agotamiento entre excursionistas no habituados.
Bajo los 400 m de pared vertical del Fontán Norte, el circo glaciar de los Joyos de Cueva Palacios es el paraje más inhóspito del macizo de Ubiña.
Por debajo de la cota 1.900, las vacas aprovechan algún pasto.
Desde la Pasada del Siete, una vertiginosa canal que suele conservar la nieve en agosto, desciende hasta los Joyos de Cueva Palacios. También se puede descender a los Joyos
desde el Fontán Sur, por el Canalón del Buey.
Desde Los Joyos, valle abajo, una caminata larga entre enormes pedregales, ondulaciones infinitas, dolinas y neveros, lleva a la fuente de la Salud, hacia la cota 1.650, en una de las
cabeceras de los célebres, los bellísimos Puertos de Agüeiria.
Peña Rueda (2.152 m) desde el Fontán Norte. Abajo, la alineación de las cinco Torres y a su derecha, en sombra, el Canalón Cimero que desemboca en Veiga L.longa (Veiga Chonga).
Los Puertos de Agüeiria -con la Fouz Grande más allá de la niebla- y la braña de La Cardosina (foto inferior) vistos desde el Fontán Norte.
Y tras esto -tras esto y mucho más-, el regreso a Torrebarrio.
La muralla desde Peña Ubiña vista desde Babia, con el cono de deyección
entre los Picos del Fontán y El Prau.
Peña Ubiña y su cordal desde la iglesia de San Claudio en Torrebarrio.
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Para mis compañeros de pedregal:
«Lo siento. Me he equivocado. No volverá a ocurrir.»
(Si cuela, cuela. A él parece que le funcionó).
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