Por debajo de Llamas y de Rabanal, camino al Bierzo. (Autor desconocido).
Beethoven
Las Ruinas de Atenas. Marcha turca.
Por Los Vallines de Villablino, hacia Villaseca. (Tomé esta foto hacia 1975).
Hacia 1995 anunciaron que las explotaciones a cielo abierto eran imprescindibles para salvar los -¿dos mil?- empleos que la minería subterránea aún mantenía en el valle. Durante los últimos años, a medida que desaparecían esos empleos, se apresuraba la destrucción del patrimonio. Hoy no queda más mina que La Escondida, con treinta y tantos resistentes.
Según el INE, en 1991 éramos 15.825 los habitantes censados en Laciana. Hoy somos 10.660 (probablemente menos, si es cierto que algunos mantienen el registro en el padrón para conservar ciertas ventajas que también están ya siendo recortadas).
Mientras esquilman a cielo abierto lo más sabroso del yacimiento, la actividad económica se frena, falta presión en la caldera y el tren parece a punto de clavarse en los raíles.
Conocían la verdad pero, hasta ayer, continuaron prometiéndonos un espléndido futuro. Hoy necesitan echar al desierto un chivo expiatorio que cargue con sus culpas. Para tener razón, para que el tren no se detenga, para alimentar el fuego en la caldera, ¿continuarán quemando los vagones?
¡Más madera!
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